No me considero ni científico ni filósofo, pero aún así me inclino a buscar la manera más coherente de entender el mundo (a través de la ciencia) y encontrar las mejores opciones para vivir mi vida (a través de la filosofía).

“Un hombre no puede vivir bien si no sabe cómo morir bien” – Séneca

A mis 14 años, mi madre estuvo a punto de morir por un accidente cerebrovascular provocado por un aneurisma en la arteria carótida. Desde ese día, luego de casi 2 meses en terapia intensiva, mi vida cambió para siempre. Pasé de ser un niño a convertirme en un hombre a muy temprana edad. Antes de que tuviera la enfermedad vascular cerebral (EVC) mi madre me hacía la mayoría de tareas, desde el desayuno hasta taparme en la madrugada. Luego de eso, pasé a ser yo quién tenía que apoyarla por su situación.

Debido a lo que le sucedió a mi madre, le tomé un gran miedo a los problemas cerebrovasculares por lo que comencé a informarme para prevenirlos.

Pasé de artículo en artículo, de vídeo en vídeo: muchísimas horas de mi vida, aprendiendo sobre los patrones de conducta que nos llevan a “suicidarnos involuntariamente”.

Lo que me sorprendió más es el enorme grado de desinformación que existe en la población en general. Como comemos tan mal, desde niños nos dan alimentos ultraprocesados que generan innumerables problemas metabólicos a largo plazo y cuando nos convertimos en adultos, seguimos repitiendo los mismos patrones de conducta, yendo a comer “lo que queremos” y no “lo que debemos”.

Pero no solo nos alimentamos mal, también nos movemos mal (los que al menos se mueven). Esto me llevó a formarme como entrenador personal y como instructor de musculación. Paralelamente soy estudiante de Licenciatura en Nutrición, pero lo hago porque de las “carreras típicas” es lo que más me gusta, estoy lejos de estar interesado en mostrarme como un “titulado”, no quiero apelar a mi autoridad como formado para sustentar lo que diga, me interesa ir a la fuente de la información (estudios científicos) y considero que se puede aprender mucho de personas sin título alguno y yendo directamente a la fuente de información. Mi idea es brindar la información lo más limpia posible (dentro de un mundo lleno de corrupción).

Me considero un eterno estudiante, si vienes aquí por mis títulos, puedes verificarlos en la sección “Formación académica” pero lo único que significan es que pasé por una institución educativa que me evaluó en un determinado ámbito, no me hacen mejor que nadie. Si no son tan importantes, ¿por qué los pongo? Porque mucha gente te pide el curriculum antes de escucharte o leerte, así que para descartar todo tipo de dudas, los dejo ahí. Siempre encontrarás a alguien que tendrá más titulos o que haya leído más libros, mi idea es brindarte las herramientas para que observes al mundo con una mirada más amplia, que aprendas sobre cómo cuidar tu salud y principalmente que te conviertas en tu mejor versión.

A mis 16 años comencé a leer autores como Marcos Vázquez y Carlos Pérez, creadores de fitness revolucionario y paleovida. Entonces seguía un “estilo de vida paleolítico”. No te preocupes, me bañaba y no violaba a las mujeres cuando quería sexo jaja, sino que seguía un estilo de vida más alineado con la naturaleza, evitaba alimentos que hoy día considero saludables e indispensables para el ser humano (como cereales y legumbres) pero también evitaba muchos alimentos malos (ultraprocesados, azúcar, etc.). Comencé a moverme más a entrenar con mi propio peso corporal y a conocer más como funciona el cuerpo humano cuando se le da aquello para lo que está hecho.

A los 18 años, tras ser un fanático de la dieta paleolítica, fui consciente de todo el daño que genera la industria ganadera al medio ambiente y el sufrimiento que le causamos a los animales para comerlos. Entonces, me quise hacer vegano (tampoco me interesa la etiqueta de “vegano” sino que mi objetivo es intentar generar el menor sufrimiento posible a los demás compañeros terrícolas y al medio ambiente). Pero… ¿cómo romper un esquema mental tan arraigado desde el fanatismo como la dieta paleolítica para adaptarlo a un estilo de vida más alineado con el sensocentrismo? Era difícil dejar de comer productos animales ya que me encanta su sabor, culturalmente en Uruguay se consume mucha carne y encima, la dieta paleolítica me parecía súper saludable (de hecho, aún la considero relativamente saludable, no soy de los veganos que te dicen que la carne es veneno)

Me enfrentaba a un dilema importante: ¿Tenía que sacrificar mi salud para poderle hacer un bien al mundo? Nada más lejos de la realidad, tras seguir leyendo artículos científicos, leyendo a gigantes de la nutrición como Michael Greger, Neal Barnard, Collin Campbell, entre otros, me dí cuenta de que una “dieta vegana” era perfectamente saludable y completa y que una dieta paleolítica no es tan perfecta como algunos tratan de venderla.

Entonces, siendo consciente que era súper saludable, me convertí en vegano, aunque no lo hubiese logrado si no fuera gracias a un par de youtubers: Marcos Batty “El Vegano Cordobés” y Nicolás Zuñiga Cavagnola “Fitness Vegano” que terminaron de despejar las dudas que un pichón del veganismo estaba teniendo.

Te invito a que leas el contenido del blog, mires el canal de youtube y aprendas sobre cómo comer de la manera más saludable posible. Considero a la dieta integral basada en plantas es “la mejor dieta” pero también soy consciente de la infinidad de variantes de alimentación que hay y voy a ser lo más objetivo que pueda. Si no está en tus planes alimentarte sin productos de origen animal, no te juzgo, tanto el blog como el canal de youtube te van a ser útiles, desde mejorar en algún área deportiva como si quieres saber como alimentarte mejor.